Bajo el título "Principios y valores para afrontar la crisis", Mariano Rajoy inauguró el lunes un curso de verano en El Escorial, dirigido por la diputada del PP Ana Torme, y que hoy clausurará Esperanza Aguirre. Como la vida puede llegar a ser cruel cuando le da por la ironía, diputados y altos cargos populareshan perorado sobre el particular a lo largo de la semana, mientras los acontecimientos se sucedían: Luis Bárcenas dimitía como tesorero del PP; Luis Bárcenas no dimitía como senador del PP; el Supremo pedía el suplicatorio para procesar al susodicho y al diputado Jesús Merino, a los que investiga por dos delitos: uno de cohecho, otro contra la Hacienda Pública. Y el PP, hablando de principios y valores.
El curso de marras podía haberse titulado "Políticas para afrontar la crisis", o algo más modesto, como "propuestas". Pero no. Los populares tenían interés en brindar una enseñanza más elevada a los universitarios. Y allá que han ido a impartir su sapiencia moral. Como grandes ironistas que son, han hecho coincidir sus lecciones también con nuevas entregas judiciales de la trama de espionaje madrileña: han declarado en los juzgados los asesores de seguridad de la Consejería de Interior, sospechosos de haber espiado a importantes dirigentes del PP madrileño. El recelo corroe el partido, se siguen entre ellos, se miran de soslayo, se amenazan con tirar de la manta, pierden las facturas, reivindican el regalo como gentil mordida.
Dan la impresión de encontrarse desorientados y haber extraviado el pudor. A estas horas, sólo en el 'caso Gürtel' están imputadas más de 50 personas -no todas del PP, claro-, de las que tres se encuentran encarceladas; ha habido un puñado de dimisiones, entre ellas la del consejero autonómico López Viejo. Y el PP habla de principios y valores, porque es un asunto fascinante. El curso hubiera resultado redondo y provechoso de haberse contado con la presencia de José Luis Peñas, ex concejal del PP en Majadahonda y primer denunciante de la 'trama Gürtel'. Él sí tenía una lección moral que impartir, él sabe algo de principios y valores. Claro que, con el trasiego de papeles y documentos que ha habido en Génova en las últimas semanas, habrán perdido su teléfono.
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