Primero lean el siguiente extracto de un artículo del Wall Street Journal sobre la corrupción en Grecia, y luego lo comentamos:
La isla de Zakynthos, conocida por sus ruinas de venecianas y sus aguas color turquesa, últimamente ha cogido fama en Grecia como "la isla de los ciegos."
El Ministerio de Salud griego está investigando a Zakynthos después de que los registros de los funcionarios locales mostraran un número inverosímilmente alto de reclamaciones de incapacidad por ceguera.
Cerca del 1.8% de la población de la isla, 39.000 ciudadanos, reclamaron el año pasado esas prestaciones, de acuerdo con el Ministerio de Salud. Eso es alrededor de nueve veces la cifra de ceguera estimada para muchos países europeos, según un estudio de 2004 publicado en una revista de la Organización Mundial de la Salud.
Entre los que solicitaron los beneficios estatales por ceguera, había un taxista y un cazador de pájaros.
Zakynthos se ha convertido en un símbolo de la corrupción generalizada en Grecia, que ha jugado un importante papel en la caída financiera de la nación.
"Parece que el ciego de Zakynthos sólo veía el color del dinero", decía un artículo del periódico griego Ethnos.
Pero esta isla no es el único caso, de acuerdo con funcionarios del ministerio de salud, las afirmaciones fraudulentas de discapacidad son un problema en todo el país, con un costo de cientos de millones de euros al año.
Grecia, bajo la presión de los acreedores internacionales, está intensificando los esfuerzos para combatir la corrupción y reducir costes. Sin embargo, la ofensiva contra el fraude por discapacidad, enturbiado por las acusaciones de juego político y falta de precisión, demuestra las dificultades de estos intentos.
Algunos beneficiarios por discapacidad se encuentran bajo el escrutinio gubernamental, y se quejan de que tienen pocas opciones, ya que las medidas de austeridad dañan su situación personal gravemente, en un país donde las pensiones y los salarios son cada vez más escasos.
Bozikis Stelios, alcalde de Zakynthos, dijo en un programa de la televisión griega, que los residentes furiosos por la represión de los beneficios y otras revisiones financieras, le arrojaron yogur en un evento reciente. Dijo que consideraba esto "un honor".
En un intento por erradicar el fraude, el Ministerio de Sanidad griego requirió recientemente a las personas con discapacidad que se registraran en una base de datos centralizada, compareciendo en persona o enviando a un representante. El resultado fue 36.000 reclamaciones de incapacidad menos que en 2011.
El ministerio afirma que muchas de estas reclamaciones eran fraudulentas. En muchos casos mostraban múltiples peticiones de las mismas personas o pagos en nombre de beneficiarios ya fallecidos. Añadió además, que algunos médicos aceptan dinero para diagnósticos falsos y algunos políticos locales firmaban los beneficios con el fin de ganar apoyo.
Sólo 190 de las casi 700 personas que habían estado cobrando el beneficio por ceguera en Zakynthos, participaron en el registro.
Cerca de 100 personas de Zakynthos fueron al hospital de Atenas, en un viaje de varias horas desde la isla, y únicamente 40 resultaron legalmente ciegos, según el Ministerio de Salud.
Hace unas semanas publicábamos una historia contada por Max King, gestor de activos de Investec, que redunda en lo anterior, y que ilustra un problema fundamental de la zona euro y de Grecia en particular:
Hace algunos años, en un pequeño pueblo rural en España hermanado con una ciudad similar griega.
El alcalde de la ciudad griega visitó el pueblo español. Cuando vio la mansión palaciega que pertenecía al alcalde español se preguntaba cómo podía permitirse una casa de ese porte. El español dijo: "¿Ves ese puente de allí? La UE nos ha dado una subvención para construir un puente de cuatro carriles, pero mediante la construcción de un puente de un solo carril con semáforos en ambos extremos, he podido construir esta casa".
Al año siguiente, el español visitó la ciudad griega. Él estaba simplemente asombrado por la casa del alcalde griego, grifos de oro, suelos de mármol, era maravillosa. Cuando le preguntó cómo podía permitírselo, el griego respondió: "¿Ves ese puente de allí?"
El español respondió: "No"