El expresidente francés ha sido imputado por "corrupción activa", tráfico de influencias y encubrimiento de la violación del secreto profesional. Como en un auténtico juego del ratón y el gato, en cuanto Nicolas Sarkozy amaga y enseña el morro electoral, los felinos de la Justicia se lanza sobre él. El pasado domingo había sugerido, con más empeño de lo habitual, su retorno a la escena política. Pocas horas después, su abogado y otros dos magistrados ligados a él eran llamados a declarar por la Policía Judicial. Un día más tarde, él mismo era requerido por los funcionarios de las operacionesmani pulite francesas para someterse a lo que aquí se llama “garde à vue”,una retención en comisaría que puede durar hasta 48 horas , o 72 en los casos más graves, como terrorismo, y finalmente durante esta madrugada ha sido imputado por "corrupción activa".
Esta figura jurídica no implicaba culpabilidad, pero desde el primer momento cubría con un manto de sospecha indeleble al sospechoso. Por eso, tanto los partidarios de Sarkozy como otras voces en la judicatura hablaron de “encarnizamiento” con el auténtico líder de la opositora Unión para un Movimiento Popular (UMP). El prestigioso abogado y presidente de la Liga Internacional contra el Racismo y el Antisemitismo (LICRA), Alain Jacubowicz, llegó a calificar la “garde à vue” de Sarkozy como “excesiva y humillante”.
Las dos juezas encargadas del caso querían confrontar las opiniones de los cuatro “detenidos” sobre los supuestos delitos de tráfico de influencia y violación del secreto de instrucción. La investigación se centra en las sospechas de que Sarkozy haya utilizado a su amigo, el exjuez del Tribunal Supremo Gielbert Azibert para informarle sobre el curso de dos de las pesquisas judiciales que le atañen: la supuesta financiación de la campaña electoral de 2007 por parte de Muammar el Gadafi y la pretendida obtención ilegal de fondos de la multimillonaria propietaria de L’Oréal, Liliane Bettencort, para la misma campaña.
Teléfono pinchado y un retiro de lujo
En septiembre de 2013, un juez ordenó el pinchazo de los teléfonos de Sarkozy. Este, advertido presuntamente por sus contactos en las esferas del Estado , cambió de móvil y utilizó con su abogado otro aparato bajo nombre falso. La maniobra no escapó a los policías; ahora, basándose en esas escuchas, el exmandatario se ve tratado como ciudadano no aforado. En esas grabaciones se da a entender, según algunas fuentes, que el juez Azibert sería recompensado con un retiro de lujo en la Justicia de Mónaco si ayudaba a su amigo.
Por supuesto, la defensa de Sarkozy niega todo en bloque, pero ni ella misma está en capacidad de saber el calibre de todo el arsenal jurídico que diferentes jueces han recopilado en contra de su defendido.
Los siete pecados de Sarkozy
Tráfico de influencias . Las escuchas de la policía demostrarían los lazos de Sarkozy con ex altos cargos policiales y jueces, de los que obtendría información sobre la marcha de sus problemas judiciales.
La financiación libia. Tras el bombardeo aliado a las posiciones del que fuera su amigo , el líder de la Yamahiriya libia, fue el propio hijo de Gafadi, Saif Al Islam, el que lanzó la primera piedra. En declaraciones en exclusiva al canal europeo de noticias Euronews, en marzo de 2011, Saif dijo textualmente: “Sarkozy debe devolver el dinero que aceptó de Libia para sufragar su campaña electoral (de 2007). Nosotros hemos financiado su campaña, tenemos las pruebas . Estamos dispuestos a revelarlo todo. Lo primero que pedimos a ese payaso es que devuelva el dinero al pueblo libio. Le dimos dinero para que apoyara al pueblo libio, pero nos ha defraudado. Tenemos todos los detalles, las cuentas bancarias, los documentos y las operaciones de transferencia…”.
Tanto los partidarios de Sarkozy, como otras voces en la judicatura, hablan de ‘encarnizamiento’ con el auténtico líder de la opositora UMP Algunas fuentes sugieren que entre la jauría que eliminó a Muammar el Gadafi se encontraba un agente secreto francés. Por su parte, Sail Al Islam espera juicio en su propio país.
El affaire Tapie. El excantante, exempresario, expresidente del Olympique de Marsella, exactor y expolítico de izquierdas Bernard Tapie recibió en 2008 450 millones de euros de indemnización del Estado , después de haber perdido su fortuna y haber pasado por la prisión años antes. Tapie dice haber sido víctima de estafa del banco público Crédit Lyonnais cuando vendió su empresa, Adidas, en 1992. Los jueces creen que Sarkozy forzó a los representantes del Estado en el proceso y a su ministra de Economía del momento, Christine Lagarde, para que Tapie obtuviera la indemnización. Antes de 2007, Tapie había mostrado su desapego con la izquierda y su apoyo al líder de la derecha.
El asunto Karachi . El antiguo primer ministro conservador, Edouard Balladour, es investigado por haber diseñado un mecanismo de retrocomisiones en las ventas de armas a Paquistán y Arabia Saudí , en 1995. Nicolas Sarkozy era, en ese momento, ministro del Presupuesto y portavoz del Gabinete.
Un activista socialista coloca un póster de Hollande sobre otro de Sarkozy (Reuters).
El caso Bettancourt. Otro juez sospechaba que Sarkozy había recibido fuertes sumas de dinero para financiar su campaña electoral de la mano de Liliane Bettencourt, la magnate del imperio cosmético L’Oréal , que, además, tendría sus facultades mentales mermadas. El magistrado no pudo probarlo y Sarkozy salió limpio del caso.
Los sondeos del Elíseo. El expresidente encargaba análisis de opinión a ciertas empresas de amiguetes , sin pasar por el obligado concurso público.
Bygmalion. LA UMP sobrefacturó los actos electorales de la campaña presidencial de 2012, en acuerdo con la empresa de comunicación Bygmalion, cuyos propietarios son íntimos del exsecretario general del partido, Jean-François Copé. Más de 18 millones de euros se han volatilizado . Copé ha perdido el puesto y su futuro político, de momento. Los abogados de Sarkozy claman que su defendido no tiene nada que ver con el asunto.
Para el hombre que quiere volver a la política para “salvar a Francia”, una parte de la judicatura, los jueces de izquierda para entendernos, sólopersiguen descarrilarle de la vía electoral que pretende tomar con vistas a las presidenciales de 2017 . La inquina de ciertos magistrados contra Sarkozy es tan evidente como la de otros jueces conservadores contra la política judicial “tolerante y prodelincuente” del actual presidente, François Hollande y, en concreto, de su ministra de Justicia, Christiane Taubira .
Que entre los jueces hay firmes partidarios de la derecha y militantes de izquierda no es un secreto, y menos después del escándalo del “muro de los gilipollas” , un panel instalado en la sede del sindicato de jueces de la izquierda en el que se colgaban las fotos de los que ellos consideraban “unos gilipollas”. Entre los homenajeados , políticos y personajes de derecha, pero también padres de víctimas de violación o de asesinato.
El expresidente Sarkozy reacciona durante una conferencia en una imagen de archivo (Reuters).
'Cui prodest?' Izquierda, derecha y FN, contentos
Los sarkozistas acusan directamente a Hollande de haber creado un equipo en el Elíseo sólo dedicado a “matar políticamente a Sarkozy”, de haber ordenado pinchar sus teléfonos y de presumir de que “conoce todos los movimientos” de su rival.
Duelo en “UMP corral”
En la derecha, entre su propia familia, el interrogatorio policial a Sarkozy hace felices a dos de los principales candidatos a las primarias internas en la UMP, los exjefes de gobierno, François Fillon y Alain Juppé. Fillon, expremier a las órdenes de Sarkozy, exulta con las citas judiciales de su antiguo jefe.
Juppé guarda mejor las formas, pero comparte sueños con su aliado de circunstancias. En ciertos sondeos, aventaja a Sarkozy. Con el partido deshecho después del escándalo Bigmalion, la campaña para elegir a su figura para 2017 se ha convertido en una especie de duelo en UMP corral , ytanto Juppé como Fillon están encantados con que los jueces le hayan quitado las cartucheras a Sarkozy .
Ni las encuestas ni las primarias dentro de su partido pueden frenar la ambición política de Nicolas Sarkozy. Sólo los jueces pueden frustrar sus aspiraciones . Si lo consiguen, el nieto de judío de Salónica e hijo de húngaro volverá a la abogacía y a ganar dinero dando conferencias. En sus ratos libres, calentará los conciertos de su mujer, Carla Bruni, como telonero desde el patio de butacas.