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Arturo Perez Reverte"No creo que muchos diputados hayan leído un solo discurso de Cánovas, Sagasta, Prieto, Azaña, Sagasta o Calvo Sotelo. Desconocen la tradición parlamentaria de la Restauración y de la II República. Estamos en manos de unos políticos que están haciendo una España virtual que no tiene nada que ver con la realidad. Si paras en cualquier taberna de pueblo o cualquier bar de carretera, allí donde haya trabajadores, te das cuenta de un divorcio absoluto. Se han construido una España política sólo para ellos, en la cual medran y se acuchillan, aunque luego se van a comer juntos tras el número parlamentario. Y esto es indignante."

Peñas ha hecho posible que sepamos que el PP está atrapado hasta el cuello por la corrupción. Por eso lo linchan.


La derecha mediática y su acreditado show inquisitorial
Peñas ha hecho posible que sepamos que el PP está atrapado hasta el cuello por la corrupción. Por eso lo linchan.
La derecha popular mediática estuvo representada este sábado pasado, en La Noría, por Miguel Ángel Rodríguez, Isabel Durán y Alfonso Rojo. Los tres montaron de nuevo –en esta ocasión sin apenas freno- su acreditado showinquisitorial. Atacaron con saña a José Luis Peñas, el ex concejal de Majadahonda disidente del PP, que tuvo el coraje cívico de presentarse ante la policía y la Fiscalía Anticorrupción, para denunciar -aportando pruebas contundentes e indicios racionales de criminalidad impecables- lo que ha venido en llamarse el caso Gürtel.
Si Peñas, por contra, hubiera emulado, por ejemplo, a Mariano Rajoy y se hubiera encogido de hombros, mientras miraba hacia otro lado -fumándose o no un puro-, a estas horas nadie probablemente estaría hablando del mayor asunto de corrupción política desde que los españoles recuperamos la democracia en las elecciones generales del 15 de junio de 1977. Y nadie hablaría al respecto porque sencillamente el affaire –en toda su magnitud- no hubiera aflorado a la opinión pública. El innegable mérito de Peñas fue haber dado un paso decisivo, aun jugándose el tipo.

Amplio muestrario 
Le hubiese sido a Peñas muy fácil, en todo caso, reunirse con Francisco Correa –a solas o bien el jefe de la trama acompañado de sus compinches más fieles- y chantajearlo de verdad. O sea, enseñarle a don Vito -sólo en parte- su amplio muestrario de más que presuntos robos y sobornos, exigiéndole, a cambio del silencio, una fortuna que le permitiera vivir holgadamente hasta el fin de sus días. Si Peñas hubiera sido la mitad de granuja o de mafioso de lo que el trío periodístico antes citado le echó en cara durante la mesa de debate de La Noria, de forma tan soez como torticera, habría optado por el enriquecimiento ilegal. Y aquí paz y después pasta, muchísima pasta.

Para sonrojo
“La verdad es la verdad, dígala Agamenón o su porquero”. Miguel Ángel Rodríguez fue hombre de confianza máxima de José María Aznar. Desempeñó el cargo de portavoz y de secretario de Estado de Comunicación. Debió de creerse -en los inicios de 1997- el nuevo Agamenón, jefe de las fuerzas ultramontanas en la guerra desatada desde la Moncloaaznarista contra el Grupo Prisa. Según no pocos síntomas, sigue hoy en día convencido de que es una especie de prepotente y descarado Agamenón. Vejó a Peñas, al que llamó mentiroso por decir que es abogado cuando ejerce de ordenanza. Pero el que mintió fue Rodríguez. Peñas es abogado y lo demostró fehacientemente para sonrojo de su inquisidor.

Hitler=Doctor Montes
La verdad no la dice Agamenón/Rodríguez, el mismo que llamaba en las televisiones Hitler al doctor Montes. La dijo Peñas en sede policial y judicial. Sí, Peñas; ordenanza, abogado y, sobre todo, un ciudadano respetable. Los tres inquisidores 
genoveses lo lincharon dialécticamente y lo condenaron a la hoguera. Está claro que la estrategiapopular frente a la trama Gürtel se basa en negar la mayor, jugar al victimismo, proclamar que se están siendo los conservadores perseguidos por el Gobierno, poner a caldo a policías, jueces no adictos y fiscales y, por supuesto, matar al mensajero que, en esta oportunidad, resulta ser Peñas.

Ominoso delincuente
Lo machacaron en base a invenciones y leyendas ni probadas ni contrastadas. Lo presentaron como un ominoso delincuente. Lo trataron como si fuera su porquero. Pero no entienden ni quieren entender que, aunque fuera cierto lo que dicen de Peñas -que no es cierto, como estoy seguro que dictaminara en su momento la justicia- lo que importa no es eso, sino lo que ha hecho Peñas. Y Peñas ha hecho posible nada menos que todos los ciudadanos de este país sepamos que la derecha genovesa –que alardeaba farisaicamente a través de Aznar y sus palmeros de ser honrada- está atrapada por la corrupción hasta el cuello. 

Todo encaja 
Y que sus jefes máximos –por acción o por omisión- lo han consentido con personajes como Alejandro Agag de por medio. Por eso odian al ciudadano Peñas. Por eso no lo soportan. Por eso lo atacan ad homine, como ya hicieron y continúan haciendo con José Tomás, el sastrecillo valiente, al cual puso en La Noria de vuelta y media, otra vez, Isabel Durán, la coautora de la hagiografía de Aznar. Todo encaja. 

Enric Sopena es director de El Plural